Estados Unidos ya ha deportado o trasladado a unos 4.000 de los migrantes que cruzaron desde México a Texas la semana pasada. La mayoría son haitianos, que se desesperan cuando los devuelven a un país donde no hay recursos para atenderlos. Después de tanto esfuerzo y dinero invertido en buscar una vida mejor, les toca volver a empezar con lo poco que traen en estas bolsas. Salieron de un Haití devastado por el terremoto de 2010 y regresan cuando el país acaba de sufrir otro sismo, con las bandas criminales en auge y sin presidente, asesinado en junio.
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