José Manuel NievesSEGUIR
Actualizado:13/07/2021 00:49h
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Hace ya más de una década, y tras analizar los datos del satélite ICESat, de la NASA, los científicos se dieron cuenta de que las diferencias en el grosor de la capa de hielo que cubre la Antártida se debían al movimiento de grandes masas de agua subterránea.
Antes de ese momento, se creía que esa clase de lagos de deshielo, ocultos en lo más profundo del continente, donde el hielo se encuentra con el lecho de roca continental, solo existían de forma aislada y muy separados unos de otros.
Pero en 2007, los investigadores encontraron que las fluctuaciones en el grosor del hielo de la Antártida estaban relacionadas con el movimiento del agua que fluía a través
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